Querido lector o lectora;
seguro que alguna vez ha deseado librarse de sus padres como lo haría de una
simple mosca. Yo también y hoy les resumiré muy resumido lo que se parece una
“especie” a otra ya que aunque no se aprecie a simple vista es más de lo que
parece.
¿Cuántas veces ha llegado usted a casa cansado, destrozado y sin pensarlo dos veces se despoja
de todo lo que lleva encima tirándolo y a la vez aunque no se aprecie
ordenándolo artísticamente en el suelo
de su habitación y se deja caer cual muerto por herida de bala en la cama?
Seguro que esa misma mañana, temprano (o relativamente temprano) abran la
puerta despacio y comienzan a invadir su espacio. Cuando menos se lo espera
comienzan a hacer un ruido tan insoportable como el revoloteo de una mosca esas
mañanas de verano en las que se cuelan por una ventana y zumban en su oído
hasta que cede y se levanta a duras penas. Pero la cosa no acaba aquí, ven el
desorden (que para usted siempre será como una pequeña mota de polvo) de su
habitación y sus ojos comienzan a tornarse a un color rojizo y parecen
multiplicarse, exactamente como los de las moscas. Creen que por ese pequeño
percance todo el desorden de su casa lo ha provocado usted, en este caso un
buen consejo de escritor a lector seria que mirara al suelo y limpiara y ordenara
su cuarto antes de que la cosa se vuelva
más hostil. A veces (la gran mayoría no) son ellos los que desordenan y como
las moscas después de revolcarse en porquería posan sus patitas en cualquier
lugar.
También están las famosísimas charlas de fin inalcanzable. Son
incansables igual que el vuelo de las moscas cuando intenta concentrarse o
dormirse.
Por último pero no menos importante, en el tema culinario, estas
dos especies también tienen cosas en común. Todos sabemos lo que comen las
moscas, pues sus padres parecen cocinar prácticamente lo mismo (aunque visto
desde un lado objetivo sea lo más sano). ¿Quién puede tragarse esa crema de
verduras? Yo no, prefiero no comer a introducir en mi boca ese mejunje verdoso.
Y lo peor de todo, es que, a una mosca usted puede matarla con un
matamoscas, con una revista, un periódico, un zapato o cazarla y aplastarla,
cerrar las persianas y ventanas, poner mosquiteras en cualquier rendija de su
domicilio o incluso impregnar su casa con un potente insecticida, pero a los
padres no, a sus padres-moscas tendrá que aguantaros, y no 24 horas que es lo
que comúnmente dura una mosca, a sus padres los tendrá revoloteando detrás de
su oreja toda la vida.
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