lunes, 13 de mayo de 2013

La salida cobarde de los más valientes.

Creo que lo único bueno que saqué de mis clases de filosofía de primero de bachillerato fue que si no te gusta tu vida, mejor no la vivas. Mi profesor era menos sutil y nos gritaba a viva voz "¡suicidate!" cuando resoplábamos en una de sus clases. Esto viene a decir una de las frases escritas por Kurt Cobain en su carta de despedida (o al menos bajo mi interpretación) "es mejor quemarse que apagarse lentamente". Muchos dirán que eran unos estúpidos y unos amargados, que el suicidio es una salida cobarde, pero en realidad hay que tener mucho valor para terminar con todo y es eso lo que no entiende la gente ignorante. ¿Cuántas personas han pensado en rajarse las venas o tirarse de un puente y no lo han hecho por cobardía? No señores, estamos equivocados, el suicidio es una salida cobarde o fácil pero de una persona demasiado valiente. Y aquí abro un interrogante ¿Tan descabellada es la idea del suicidio o no estaban estos dos hombres muy lejos de la verdad? Si lo pensamos fríamente ¿de que nos sirve una vida que no queremos, que no nos apetece vivir? En si la vida es es el mayor foco infeccioso de dolor y sufrimiento que posee el hombre y a su vez es lo único que este tiene verdaderamente desde que nace hasta su fin. Una salida drástica el suicidio, pero al fin y al cabo la más certera para acabar con el dolor de raíz. Tarde o temprano, hagas lo que hagas descubrirás que tu vida es una mierda por muy perfecta que sea por que a la especie humana se nos dio el don y a la vez la injusticia de la razón. Nos dejaron pensar que era lo que necesitábamos sin saber que nosotros siempre queremos más de lo que poseemos, nunca es suficiente, nunca estamos satisfechos y al no poder tenerlo nuestra vida pasa automáticamente a no valer la pena.
Muchos habréis dejado ya de leer pero a muchos otros os haré pensar y con algo de suerte haré que os replanteéis vuestra vida tal y como la conocéis. Esto no es un "pro" al suicidio, los que sepáis llegar al trasfondo y leer entre líneas veréis que mi intención es abrir vuestra mente y hacer que intentéis libraros de esas vidas vacías que no os aportan más que desdicha, que dejéis de vivir una mentira y viváis como de verdad queréis hacerlo y que como dijo Kurt, yo antes de apagarme me quemo.




lunes, 6 de mayo de 2013

El error que siempre cometemos.

"Le he dado años a tías que merecían dos días y he hecho daño a otras por que no sabía" con estos versos de "Si tú no me quieres"-Tote King, os propongo un pequeño "experimento" o juego, como queráis llamarlo. Es sencillo, consta únicamente de dos partes: cambiar la palabra "tías" por un nombre (el primero que se os venga a la mente) y "otras" por otro. ¿Es fácil no? Pues no debería, aunque el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. ¿Que para qué sirve? Más fácil aún, para darnos cuenta de lo torpes e inútiles que somos a veces.
Tal vez tú no le hayas dado años a quién no lo merecía, pero seguro que si rebuscas en la  memoria, si le entregaste a alguien una porción aunque sea mínima de tu valioso tiempo y tal vez esa pequeña porción se la arrebataste a otro alguien que se merecía a cada milésima de segundo a tu lado. Lo que quiere decir que si le dejaste escapar arrebatándole su momento y dándoselo a otro, tú no le merecías. Ley de vida podríamos llamarlo, queremos lo que no tenemos, no podemos o (en este caso) no debemos tener. Como bien dijo mi profesor de filosofía hace días "Al final el más canalla siempre se lleva a la rubia" y es que las mujeres adoramos a los "canallas", no engañamos a nadie queriendo aparentar que nos gustan los hombres sensibles, generosos y modositos. Siglos y siglos de mentiras nos llevan a la conclusión de que nos atraen los hombres difíciles, distantes, peligrosos, intrigantes, los Don Juan y Casanovas, esos que nos engatusan con un halo de misterio y sexualidad que brota de cada uno de los poros de su piel y se queda impregnado en nosotras. Esos son los hombres que dejan huella. Tal vez no sea el hombre de tu vida, no de quién te enamores, ni con el que tengas hijos, pero si de aquel del que te acordarás siempre.
Vivo retrato de esto es "Cincuenta sombras de Grey" novela erótica escrita por E.L.James. Dicha novela hace que nos sumerjamos en un desenfrenado mundo de pasión de la mano del misterioso y atractivo Christian Grey del que Anastasia, la protagonista, sabe que no saldrá nada bueno al comienzo de su aventura más sexual que amorosa. Pero es así, preferimos en mil ocasiones los interrogantes a las exclamaciones, pero también de esas mil, nos arrepentimos novecientas noventa y nueve.
Solo digo y concluyo que la próxima vez que tengas que elegir entre Christian Grey o tu príncipe azul sepas bien donde te metes y que no es oro todo lo que reluce.