miércoles, 9 de noviembre de 2011

Sé que no sé.

No sé ya lo que quiero, si día o noche, si norte o sur, si dulce o salado, si frío o calor, si a ti o a él.
No sé quién soy, ya no sé de dónde vengo, nunca supe a donde voy. No sé qué pensar, no sé qué decir, ya no sé fingir, se me olvidó como mentir.
Como dijo Sócrates; “Solo sé que no sé nada”. Pero a la vez sé que no saber nada es saberlo todo pero sin conocerlo, o simplemente no querer reconocerte que lo sabes. A veces sabes lo que quieres saber y simplemente te lo niegas a ti mismo diciéndote que lo ignoras, pero aún con todo, lo sabes. Otras veces, en verdad no sabes y dices que si lo conoces. Y en contadas ocasiones sin saberlo, rebuscas en ti hasta encontrar eso que creías no estaba.
Sé que no saber si quererte quiere decir que terminaré haciéndolo, o lo que es aún peor que lo llevo haciendo todo este tiempo, aunque no quiero pensar en que seré tuya sin que tú seas mío.
Sé que si me miras mi cuerpo tiembla y busca al tuyo como un imán. Sé que tus claros ojos me desnudan el alma con cada mirada furtiva, sé que tu pelo suave, me corta con solo rozarme y sé que tu cuerpo me sube al cielo donde yo vuelvo a respirar.
Sé que por mucho que lo niegue y lo intente tú eres y seguirás siendo mi mayor debilidad como lo llevas siendo desde el día en que tu mirada y la mía se fundieron por primera vez. Sé  que ya no podré olvidarte, ni a ti, ni a tu olor, tu sonrisa de niño, tus ojos cristalinos y sé que no te olvidaré por mucho que lo intente, no lo haré. No lo hice ayer, no lo haré hoy, ni mañana, ni nunca.
Pero tampoco sé si en verdad quiero olvidarte, no sé si quiero desterrar tu imagen al olvido, si quiero dejar de pensar en ti, si quiero olvidar todo lo vivido a tu lado, si quiero dejar de sentir tu pecho contra el mío mientras tus fuertes brazos rodean mi cintura y se pegan acariciando lentamente a mi espalda y me rindo ante tus besos que caen como bombas en mis labios desprotegidos.
No creo que pueda dejar de verte como hoy te veo, como te vi siempre y no creo que quiera dejar de hacerlo. Ya ha pasado mucho tiempo desde aquella primera vez y aunque sé que esto me enferma, que debería desengancharme de ti y el suave tacto de tu piel, no quiero hacerlo, eres mi adicción, mi único vicio, el único que me mata y me vuelva a la vida. Tú deberías estar prohibido, eres peor que la cocaína.